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Mostrando las entradas de febrero, 2012

Camino a Jyekundo. Parte II

Galería de fotos que acompañan estos textos, click  aquí Kasongdu y el camino a lo desconocido. Esperando lo inesperado.  Durante los meses de planeamiento de esta travesía logré dar con la atención de uno de los pocos expertos en el Tibet que hay en el mundo. A pesar de su carácter inexplicablemente arrogante, luego de una larga serie de intercambios por e-mail, pude obtener de él, los datos necesarios para poder encontrar (o no) un camino que hiciera posible seguir avanzando hacia Jyekundo sin tener que retroceder, y a la vez poder evitar la región de Qamdo, altamente vigilada por el poder militar chino, y cuyo acceso es negado a los extranjeros. Pero su camino sugerido no figuraba ni en el más detallado mapa de la región, e incluso el mismísimo Google Earth en sus imágenes satelitales mostraba una fracción de él para luego desvanecerse en la más absoluta nada. Esto me causaba a la vez mucha ansiedad y mucha excitación por lo desconocido, lo remoto.  Luego de preguntar y repregu

Camino a Jyekundo.

Galería de fotos que acompañan estos textos, click aquí La introducción a esta serie de textos, click aquí La primera gran barrera, un duro comienzo.  Luego de dos extenuantes e interminables jornadas de viaje con escala en Dartsendo, a saltos y a golpes, el bus completó los 700km entre Chengdu y Kandze, el pueblo establecido como punto de partida donde ansioso (y aburrido) me esperaba David. Casi exactamente un año atrás estaba llegando a Kandze en bicicleta luego de unos 1000 km de recorrido y volver a dicho lugar, esta vez para comenzar una nueva travesía me generaba mucho entusiasmo. Como he contado antes, Kandze es el punto de partida hacia algunas de las zonas más bellas del altiplano. Templos, vastos grasslands, picos nevados, valles inmensos, nómades, yaks, y mucha cultura tibetana concentrada en la región.  El placer de volver a rodar estas vastas y elevadas tierras volvió inmediatamente desde el primer día. Se puede sentir en el cuerpo. Por un lado la opulencia natura