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Mostrando las entradas de mayo, 2015

Cabalga los relámpagos

  Flash before my eyes Now it's time to die Burning in my brain I can feel the flame Ride the lightning (cabalga los relámpagos) - Metallica -   Es imposible realmente poder prever cuándo puede llegar nuestro momento, ese momento, aquel que todos en mayor o menor medida tememos. Podemos ir por la vida tratando de ignorar que llegará para no vivir preocupados, o bien podemos vivir preocupados para intentar fútilmente evitarlo. Sea cual sea la actitud, todos sabemos sobre su eventual inevitabilidad. Cuando salí en camino a Lesotho, en mi cabeza existía todo, menos la posibilidad de estar remotamente cerca de la muerte y lo que recordaría pocos días después es que la muerte está siempre, potencialmente cerca nuestro en todo momento.

Salir de Africa

Finalmente, luego de 10 meses de cruzar el este de Africa llegué a Sudáfrica, la gran, y probablemente la única potencia industrial que tiene este continente, y el último país para completar esta primera etapa de la vuelta a Africa. Honestamente hablando, nunca me había llamado realmente la atención visitar este país, pero al encontrarse en el camino de esta larga travesía, tampoco era cuestión de esquivarlo. Es cierto que el que no ve, no sabe, pero hoy, luego de haber pasado dos meses en este país por el que originalmente no había tenido mucho interés, tengo la certeza de que no haber venido hubiera sido perderme de uno de los mejores regalos de viajar, porque durante toda mi estadía en Sudáfrica, me enamoré todos los días un poco más de este país y de su gente, volviéndolo indiscutiblemente, uno de mis favoritos en el mundo.

En un abrir y cerrar de ojos

  Cuando abrí los ojos al cruzar la frontera entré en Suazilandia, luego pestaneé y al abrirlos de vuelta ya me encontraba en la frontera Sudafricana. Esa es la sensación que me dejó mi fugaz paso por aquí. Suazilandia es un país del tamaño de una peca en este gigante continente, y tengo la certeza que la gran mayoría de la gente en este mundo ni siquiera tiene idea que existe. Necesité poco menos de dos días para cruzarlo entero de punta a punta. Ni su geografía de colinas, ni el mal clima que me tocó fueron suficientes para extender mi estadía un día más.

El ejemplo de Mozambique

Mozambique es la prueba fidedigna de que la mera pobreza material no es excusa suficiente para justificar el problema endémico de la enfermiza demanda de dinero al hombre blanco (por definición asumido como rico) que ocurre invariablemente en casi todos los países de Africa subsahariana. Mozambique, es uno de los países más pobres de Africa y en consencuencia del mundo, sin embargo, aquí parece haber una dignidad inherente en los mozambiqueños que no los lleva a estar sumidos en esa constante obsesión de creer que todo hombre blanco debe regalarles dinero y cosas. Tampoco apelan a la imágen de la lástima por sus carencias materiales, ni al infame recurso de generar culpa por las atrocidades que el hombre blanco ha cometido (y aún comete) en Africa, contra su gente, entiéndase, los negros.

La simpleza de la vida

  Mozambique es probablemente uno de los países del mundo a los que más había ansiado llegar. Soñaba con un país verde, exuberante, de largos estrechos de playas idílicas deshabitadas a lo largo de su extensa costa sobre el sur del oceáno Indico y mayormente vacío. En lo que respecta al aspecto humano, no tenía una imagen muy definida de cómo sería su gente y sólo podía tratar de hacerme una idea asociándola a la gente que ya conocía del resto de Africa. Sin embargo, no tardé mucho en darme cuenta que los mozambiqueños serían completamente distintos, en el más positivo de los aspectos, al resto de los Africanos que conocí hasta el momento.

El jardín de Africa

  Luego de pasar semanas en el bush , la llegada a Zimbabue trae una muy bienvenida ruptura con la monotonía. Sin embargo, no sabía muy bien qué esperar de este país, tan famoso por el inmortal Robert Mugabe su presidente todopoderoso, que cada tanto hace eco en las noticias cuando lleva a cabo algún nuevo capricho para poder seguir enquistado en el poder, aún con sus lúcidos 94 años y luego de 35 controlando el país a su antojo. No suelo llegar a un país con tan pocas referencias, pero en este caso en particular en el que no venía con la cabeza con ánimos para investigar, decidí dejarme sorprender; y a veces es bueno hacerlo.

"Te van a hacer barbacoa"

Luego de pasar la Navidad en Livingstone junto al Padre John, continué mi camino con el ánimo un poco más fortalecido. Pedalear con el corazón roto no es tarea fácil, pero una vez que cruzara el legendario río Zambezi en Kazungula, comprobaría que al entrar en el zoológico, poco sería el espacio que me quedaría para acordarme de las penas. Porque allí en Botswana, donde hay más animales salvajes sueltos por el bush que personas, todo se trataría de rodar mi bicicleta procurando no alterar a las fieras, no morir en el intento y llegar sano y salvo al 2015.