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Mostrando las entradas de 2016

-Ça c'est la guerre! (eso es la guerra) Parte 2

Llegué a Olloba con la intención de descansar pero la bicicleta estaba hecha trizas, y yo también.  Luego de algunas horas de estar tirado boca arriba en un colchón sin ratones, apenas podía sentir los músculos . A pesar de ello, no me quedó otra que levantarme para trabajar en ella el resto del día si es que es pera ba lograr salir de allí algún día . Afortunadamente contaba con la compañía de los aldeanos qu ienes , curiosos por lo inusual de mi presencia, hacían lo que podían para ayudarme. Los bloques de barro se habían secado, las ruedas ya no giraban, los cambios no funcionaban y los frenos estaban totalmente atascados, debía poner a punto la bici para poder se guir .  Mi tarea de mecánico se ext iende hasta ya entrada la noche, cuando un generador el éctr ico rugía alimentando l os parlantes y las lucecitas de colores del único bar de la aldea. Era martes, Jean había finalmente llegado con el nuevo cargamento de cervezas ( au nque sospecho q ue se bebió la mit

-Ça c'est la guerre! (eso es la guerra) - Parte 1

   Me llevó dos semanas duras a través de la selva hacer los 550 km hasta el último pueblo en el noreste de Gabón y allí, en Mekambo, lo más fácil había terminado. Llegaba con la intención de volver a cruzar al Congo pero sin tener certeza alguna sobre si eso sería posible. Por consiguiente, mi primera tarea en el pueblo era averiguarlo. Durante la primera hora preguntando a la gente local, no sólo nadie sabía si era posible, sino que la mayoría ni siquiera parecía tener noción de que el Congo está a menos de una centena de kilómetros de allí.  Justo cuando comenzaba a preocuparme, me encontré con 3 mototaxistas que con total seguridad me dijeron:  "claro que se puede, es por allí!" señaló uno. En tanto que otro agregó: "pero....¿es que tú piensas ir con eso?" - dijo dubitativo mirando la bicicleta. -No conozco otro medio- le respondí sonriendo. Finalmente pregunté para corroborar -¿y dónde me sellan el pasaporte?. -Eso es aquí mismo a 200 m- respondió

Antes de la guerra

      No importa cuánto uno intente prepararse para afrontar imprevistos, nunca es posible prevenirlo todo. Ya habían pasado casi 10.000 km desde que había salido de Ciudad del Cabo y cargaba desde allí con 10 kg extra en repuestos. Por mucho que me pesara, era inevitable porque sabía que hasta Europa no podría encontrar nada de calidad en caso de roturas, por lo que cualquier problema podría fácilmente devenir en pesadilla.  De todos modos, como es habitual, la Ley de Murphy prueba ser infalible y siempre se rompe algo al margen de todo lo que uno puede reemplazar . En este caso, luego de días pedaleando a puro golpes antes de Mako kou , noté que mitad del porta-alforjas delantero quedó suelto en el aire. Me había pasado muchas veces que por esfuerzo de corte, debido a impacto y peso, los tornillos se cortaran, pero esta vez lo que se había cortado no era el tornillo sino la pieza de sujeción unida a la horquilla.

La selva

Sabía poco y nada de Gabón antes de cruzar la frontera, y es quizás por eso que llegaba allí con tanto interés. Desde muy pequeño, en mi hábito de quedarme hipnotizado varias horas mirando los mapamundis, muchos países me despertaban curiosidad tan sólo por cómo sonaba su nombre. Gabón, por algún motivo que no podría explicar, era uno de ellos. Me gustaba decir: "Gabón", me quiero ir a: "Gabón", y porque curioso no se hace, se nace ¿a dónde llegaba finalmente ahora, a mis 37 años? - Por supuesto, a Gabón. 

Una panadería en Ondingui

    Ya estaba a tan sólo 160 km de la frontera con Gabón. Aún seguía en la sabana ecuatorial sufriendo cada día más el calor abrasador aliado a la pegajosa humedad tropical y sin tener lugar dónde refugiarme. Habían pasado ya m ás de 800 km desde que había salido de Brazzaville y la llegada a la selva se me hacía cada vez más larg a . Podría haber optado por un camino más corto y probablemente más entretenido, pero no había decidido venir por acá arbitrariamente sino por elección deliberada. Tenía una tarea por completar antes de entrar a Gabón. 

Sanación espiritual

    Dentro de la gran cantidad de cosas que me motivan a viajar por el mundo, hay una que persigo con particular interés y es quizás la que más fascinación me provoca: las diferentes manifestaciones de espiritualidad en los seres humanos. Como consecuencia directa del colonialismo, en las regiones no islámicas de Africa, como en occidente, es también el domingo el día en el que mayormente se celebran los rituales religiosos. Es un día que disfruto mucho porque el andar de mis mañanas está generalmente acompañado por el canto comunal que brota del interior de las pequeñas iglesias y parroquias de las aldeas que atravieso.

El cálido espíritu congoleño

Han pasado nuevamente 3 semanas de estar detenido, pero finalmente la espera ha acabado y la burocracia también (al menos por el momento). Estos últimos dos meses de paradas larga s pasaron lento pero lo cierto es que han sido necesari a s. En la primera, en Luanda, me he ganado un hermoso puñado de grandes amigos; en la segunda, en Cabinda, me he rencontrado felizmente con la magia, si bien temporal, de una pasión ardiente; y en esta última parada en Brazzaville, aunque ya muy cerca del aburrimiento , he descansado y engordado. Lo importante es que he podido recuperar mis fuerzas, porque de ahora en adelante no habrá más descansos y necesitaré hacer uso de cada partícula de energía para enfrentar la aventura que planeo para los próximos meses.

El país que no debió ser

Mi estadía en Brazzaville sería la última antes de dejar por mucho tiempo, un mundo con un mínimo nivel de confort. Es por eso que sin quererlo debí pasar tres semanas necesarias haciendo base en esta capital . No es cosa fácil, porque ya no es sorpresa para mí , que como toda capital africana no tenga nada de bonita ni nada de interesante. Allí me tuve que concentrar principalmente en sortear (y batallar) las peores burocracias de los países de esta mitad occidental de Africa, para poder seguir adelante con mi ambicioso plan para cruzar la selva ecuatorial. 

El Congo que no esperaba

Congo, el Congo. Creo que no existe aventurero de verdad en cuya cabeza, este nombre no resuene hasta el punto de llegar a quitarle el sueño. Tanto en las fantasías de uno como en la realidad, el Congo evoca imágenes de misterio, de intriga; de un mundo que ha permanecido impenetrable por siglos y que otrora, ha castigado con la muerte a muchos de aquellos primeros exploradores que a lo largo del tiempo han osado atravesarlo. El Congo, divido políticamente en dos, la República del Congo y la República Democrática del Congo (ex-Zaire y que sólo en el nombre del cinismo puede ser llamada democrática ), es el pulmón de Africa, una porción enorme de ese manchón verde oscuro en el mapa del continente negro, la selva ecuatorial. Allí llegaba luego de años de haberlo soñado, con mi mente y mi cuerpo listos finalmente para entregarse a una aventura única en la vida. Pero la llegada no sería tan directa, primero me tocaría conocer un costado del Congo que no era el que yo esperaba.

Adiós amigo......

Hace poco más de un año llegaba a la costa del Indico en Mozambique. Allí, en ese increíble paraíso solitario, rodeado de una belleza sin nombre, me detuve a contemplar y tratar de absorber tanta belleza en un momento difícil de mi vida. No había absolutamente nadie alrededor en ese eterno estrecho de "harina" blanca y mar turquesa cristalino, hasta que detrás de las palmeras, apareció una silueta. Al dirigirse hacia a mí, avanzando despacito sobre la arena, la imagen de una gran sonrisa fue tomando forma y los pelos revueltos y una lata de cerveza en la mano a las 10 am bajo pleno sol tropical, terminaron de conformar la primera imagen que tendría de Albé. 

Angola de mi corazón

Si han llegado hasta aquí luego de leer todas las historias de Angola, o si comienzan por aquí, ya lo saben y no será ningún misterio: Angola ha alcanzado mi galardón personal máximo, el de haberse ganado mi corazón. Por lo tanto ocupa ya un lugar entre mis países favoritos del mundo y ciertamente a la cabeza de Africa.   Lo único negativo de Angola será probablemente pasar por la tortura de conseguir el visado, pero luego de los dos magníficos meses que pasé en el país, hoy miro hacia atrás y debo reconocer que una parte importante de la magia de Angola se debe a la virtual ausencia absoluta de turismo, y por consiguiente, la gran recompensa de obtener la visa, es tener el país prácticamente para uno solo. Así como sus estúpidas regulaciones de visado y los perros rabiosos que tienen de personal diplomático ponen todo su esmero para que no entres en el país, también desmotivan rápidamente a la peor calidad de turistas, aquellos que llegan para poluir una cultura en vez de respe

Un ángel en Cabinda

   Cabinda es una peca de Angola encerrada entre el la República del Congo y la R.D.Congo. Quedó separada del país cuando por un tratado, Angola le cedió una estrecha franja a la R.D Congo para que tuviera salida al mar, a cambio de una concesión de tierras que esta última le daría a Angola al otro lado del país. En la aislada Cabinda no hay nada más que petróleo explotado por las grandes corporaciones petroleras, pobreza y la selva de Mayombé.  En mi primer, y originalmente único día que pasaría en esta peca, un inesperado mensaje me llegó por Facebook. Era de una doctora argentina que por contactos de contactos se enteró que yo era un argentino que viajaba en bicicleta y que ahora mismo estaba cruzando Angola, país al que ella se había mudado hacía tan sólo 3 semanas, y era precisamente a Cabinda donde se había ido a vivir. Me contactó para ofrecerme cualquier cosa que necesitara , así que e sa misma noche conocí a Sil en su nueva casa , como también a los otro

Reconfigurando el plan

Los períodos de descanso en un viaje de muchos años son necesarios, pero más descanso del necesario puede también resultar contra productivo. Comenzar a rodar de vuelta luego de vivir 3 semanas en Luanda, entre amigos, eventos y salidas, requirió de un gran esfuerzo. Por un lado, el aspecto físico es incómodo, volver a usar los músculos después de tanto tiempo de inactividad es como intentar hacer andar a un engranaje oxidado. Por el otro, incluso para quienes tenemos naturaleza de nómadas, se nos hace difícil volver al ejercicio de soltar, soltar a todas aquellas nuevas amistades y personas especiales que hemos sumado a nuestra vida y con quienes hemos sembrado un nuevo vínculo. 

Luanda la injusta

Mi primer contacto con Angola había ocurrido hacía 5 años, en el año 2010, cuando mi jefe del estudio para el que trabajaba en Chengdu, China, me puso a cargo del proyecto de un edificio de oficinas en Luanda para un desarrollador chino allí. En ese momento no logré viajar al país para poder entender el sitio de la obra, así que me tuve que limitar a "conocer" Luanda através de las imágenes satelitáles en Google Earth. En aquellos días, lo que las imágenes mostraban, era mayormente una gran masa aglomerada de barrios pobres comprimidos y los primeros edificios altos que afloraban de la superficie. Tal era el contraste, que como arquitecto me resultaba absurdo, casi una aberración, estar diseñando un edificio acristalado de 30 pisos rodeado de una gran masa de casas de cartón. El proyecto nunca se construiría, y pasarían 5 años hasta que entrara rodando a Luanda en bicicleta y pudiera ver a esta ciudad sobre la costa del Atlántico, transformada en una especie de Miami horr

El 2015 en retrospectiva

El 2015 finalmente ha quedado atrás. Un año de caos que comenzó como el más difícil de mi vida y terminó como uno de los mejores. La vida puede darte patadas sin asco pero luego, siempre encuentra maneras de compensarte las tristezas arrojándote una tras otra alegría. Eso es lo que fue el 2015 para mí, fue caer del cielo, romperme en el piso y levantarme para reconstruir mis pedazos y reencontrarme conmigo mismo. Todo este proceso, vivido sobre una bicicleta a lo largo de más miles y miles de kilómetros recorridos en el continente africano. Pero más allá de las miserias y las alegrías, fue un año intenso de lecciones inmensas que no pasará desapercibido. Hoy tan sólo 3 días dentro del 2016, miro para atrás para compartir en esta entrada, algunos de los momentos más intensos de cada mes del 2015. Uno por mes. Fue una elección muy difícil pero aquí va. Enero - me encuentro en el paraíso de las costas del Indico en Mozambique en una situación emocional muy difícil. La belleza del